En el programa de hoy en Radio YSKL, se discutió una propuesta que ha rondado en los pasillos de la Primera División para la estructura del fútbol salvadoreño: jugar la final del campeonato a dos partidos, similar a la liga MX. Esta iniciativa busca añadir emoción y competitividad a la definición del torneo, permitiendo que los equipos finalistas tengan una oportunidad adicional para demostrar su superioridad en el campo.

Las sedes propuestas para estos encuentros decisivos son San Salvador (Estadio Cuscatlán), Santa Ana (Estadio Óscar Quiteño) y San Miguel (Estadio Barraza). Estas ciudades han sido seleccionadas por sus infraestructuras y la capacidad de atraer a una gran cantidad de aficionados, asegurando un espectáculo. La diversidad geográfica también permitiría que más aficionados, de diferentes partes del país, puedan asistir a uno de los partidos más esperados de la temporada.




Sin embargo, no todos los equipos están de acuerdo con esta propuesta. Uno de los puntos más controvertidos es el impacto financiero, particularmente en términos de taquilla. Equipos como Alianza, que cuenta con uno de los estadios de mayor capacidad en el país, se verían con una ligera ventaja, ya que si Alianza llega a la final, la taquilla que genera en un solo partido en su estadio podría ser significativamente mayor que la recaudación en dos partidos repartidos en distintas sedes.

Los defensores de la propuesta argumentan que una final a doble partido aumentaría el interés general y la asistencia, compensando así cualquier pérdida potencial en taquilla. Además, señalan que esta modalidad podría proporcionar una mayor justicia deportiva, ya que un equipo tendría que demostrar su calidad en dos ocasiones, disminuyendo la influencia de factores que puedan afectar un solo partido.

La decisión final sobre este cambio aún está en el aire y depende de un consenso entre los clubes de la liga. Mientras tanto, el debate sigue abierto y genera opiniones divididas, finalmente quienes más esperan estas decisiones son los aficionados quienes esperan que cualquier cambio implementado fortalezca el espectáculo y la competitividad del fútbol salvadoreño.