El panorama para Platense se ha vuelto cada vez más sombrío en el Apertura 2024. Con apenas cuatro puntos obtenidos en 12 partidos, el equipo ocupa el último lugar de la tabla de posiciones, un reflejo de una temporada plagada de problemas dentro y fuera del terreno de juego. Las ocho derrotas y cuatro empates han dejado al equipo de Zacatecoluca en una situación crítica, pero ahora la mayor preocupación se encuentra fuera de la cancha: una posible suspensión por impagos, lo que amenaza su continuidad en el torneo.

Según información publicada por medios como Tigo Sports, el Comité de Licencias de la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) ya habría tomado cartas en el asunto, dándole al equipo un plazo de dos días hábiles para saldar la deuda con su plantilla y cuerpo técnico. La deuda asciende a dos meses y tres días de salarios atrasados. Además de realizar los pagos, Platense debe presentar la documentación que compruebe estos desembolsos. De no cumplir con estas exigencias, el club perdería temporalmente su licencia de participación en la liga, quedando suspendido hasta que se resuelva la situación.





Este problema económico no es nuevo en el fútbol salvadoreño. Casos recientes como el de Jocoro, que descendió por impagos, o Chalatenango, que también enfrentó dificultades financieras en temporadas pasadas, son recordatorios de la fragilidad económica de varios equipos en las diferentes divisiones del país. Si Platense no logra solventar sus obligaciones, podría sumarse a la lista de clubes que no han podido continuar compitiendo debido a problemas financieros, lo que no solo afectaría su presente, sino también su futuro en el fútbol profesional.

Además de la presión financiera, Platense se encuentra en medio de una reestructuración interna. El equipo decidió rescindir el contrato del entrenador principal Jorge Ábrego, así como del auxiliar Sebastián Hernández. También fueron liberados dos jugadores extranjeros: los brasileños Matheus Da Silva y Magno Costa. Estos cambios se han dado en un intento por frenar la mala racha y mejorar el rendimiento del equipo, aunque la salida de personal clave en medio de una crisis económica podría ser contraproducente.

Mientras tanto, el equipo ha recurrido a sus aficionados para pedir apoyo financiero a través de las redes sociales, en un esfuerzo por reunir los fondos necesarios para cumplir con los pagos atrasados. Sin embargo, con un margen de tiempo tan corto, las esperanzas de resolver la situación parecen reducidas. El Comité de Competencias también ha tomado nota del caso, y cualquier decisión que se tome podría impactar directamente las bases de competencia del torneo actual.

Platense enfrenta un reto monumental, no solo para salvar su participación en el Apertura 2024, sino para asegurar su existencia a largo plazo. La situación pone en evidencia los problemas estructurales que afectan a muchos equipos en el fútbol salvadoreño, donde la falta de estabilidad económica puede tener consecuencias devastadoras tanto en lo deportivo como en lo institucional.