El pasado 23 de enero de 2025, Rodolfo Antonio Zelaya, mejor conocido como “Fito”, puso punto final a una carrera futbolística que dejó huella en el deporte salvadoreño. En una emotiva conferencia de prensa, el delantero histórico del Alianza FC anunció su retiro definitivo del fútbol profesional, marcando el cierre de una etapa que lo consolidó como uno de los jugadores más influyentes y carismáticos del país. Entre risas, nostalgia y palabras de agradecimiento, Zelaya aprovechó la ocasión para enviar un mensaje a los aficionados de FAS y Águila, los grandes rivales de su club, diciendo: “A los de oriente y occidente: ya pueden estar tranquilos, se retira papá”.

La decisión, según explicó, no fue fácil, pero sí necesaria. Tras 21 años de carrera y múltiples batallas en las canchas, las exigencias físicas y el desgaste acumulado lo llevaron a colgar los botines. A lo largo de su comunicado, el delantero agradeció a quienes estuvieron a su lado durante esta travesía: su esposa Jenny, sus hijos, los aficionados que lo apoyaron incondicionalmente, así como entrenadores, directivos y compañeros que marcaron su trayectoria. “La afición del Alianza es la más linda del mundo. Gracias por estar conmigo en cada gol, en cada victoria y en cada momento difícil”, expresó con evidente emoción.




El legado de Fito Zelaya en el fútbol salvadoreño es innegable. Más allá de los títulos y goles, su nombre se asocia con la pasión y entrega que caracterizan al deporte. En el Alianza, club con el que se identificó plenamente, se convirtió en un ídolo indiscutible y un referente de calidad en el ataque. Su capacidad para definir partidos importantes y su conexión con la hinchada alba lo llevaron a ganarse un lugar privilegiado en la historia del equipo. Además, su rol en la selección nacional le permitió representar al país en distintos escenarios internacionales, dejando siempre el alma en el terreno de juego.

En su despedida, Zelaya también dejó claro que su vínculo con el fútbol no terminará aquí. Aunque ya no estará dentro del campo como jugador activo, aseguró que continuará apoyando al Alianza desde las gradas, ahora como un aficionado más. “Dios los bendiga a todos, que viva el fútbol, que viva la Selecta y que viva el Alianza”, fueron las palabras con las que cerró su discurso, recibiendo el aplauso de todos los presentes. Su decisión, aunque esperada por algunos, representa el fin de una era que marcó a varias generaciones de hinchas y amantes del deporte.

El retiro de Zelaya también fue un momento para reflexionar sobre su impacto más allá de las estadísticas. Su estilo de juego, su carisma y su personalidad le permitieron trascender en el fútbol salvadoreño de una manera única. Para muchos, Fito fue más que un jugador: se convirtió en un símbolo de perseverancia y amor por la camiseta. Ahora, mientras se prepara para esta nueva etapa, la afición y el fútbol salvadoreño le agradecen por los momentos inolvidables que regaló en cada partido. Así, con la frente en alto y el respeto de todos, se despide una leyenda.