Ayer sábado 25 de enero, el estadio Mágico González fue escenario de un emotivo adiós en el fútbol salvadoreño. Rodolfo Zelaya, conocido como “Fito”, jugó sus últimos 22 minutos como profesional, cerrando una carrera que dejó huella en Alianza y en el balompié nacional. En este simbólico encuentro, el delantero demostró la calidad que lo caracterizó durante años, siendo parte fundamental del equipo blanco con el que conquistó ocho títulos de liga. En esos minutos finales, el delantero tuvo una participación activa, incluyendo un cobro de falta y un par de mano a mano que reflejaron su talento innato.

El momento más emotivo de la noche llegó cuando Zelaya fue sustituido por Carlos Salazar. Ambos equipos y el cuerpo arbitral formaron un pasillo de honor para despedirlo, gesto que se convirtió en una muestra de respeto y admiración por su trayectoria. Al salir del campo, fue recibido por su familia, quienes compartieron con él la emotividad del momento. Las lágrimas de Rodolfo Zelaya en el césped reflejaron la importancia de su despedida, no solo como jugador, sino también como ídolo de una afición que lo vio crecer, brillar y ahora decir adiós.




El homenaje a “Fito” no terminó en el primer tiempo. Durante el descanso, Alianza y su directiva organizaron un reconocimiento especial para su delantero estrella. En medio de aplausos, videos conmemorativos y la ovación del público, Zelaya recorrió el estadio en un gesto de gratitud hacia los aficionados que se dieron cita para despedirlo. El cariño que recibió en esa noche es un reflejo de lo que significa para la historia de Alianza y del fútbol salvadoreño.

A lo largo de su carrera, Rodolfo Zelaya se ganó un lugar especial en el corazón de los aliancistas. Su habilidad para definir partidos importantes, su conexión con la afición y su lealtad al equipo lo convirtieron en una figura inolvidable. Más allá de los títulos, su legado radica en los momentos de alegría que ofreció dentro y fuera del campo. Este adiós, cargado de emociones, marcó el cierre de una etapa brillante y el inicio de un nuevo camino para un jugador que siempre será recordado como una leyenda.

La despedida de Zelaya no solo significó el retiro de un futbolista destacado, sino también el fin de una era para Alianza. Su figura simboliza la pasión por el deporte y el esfuerzo por dejarlo todo en cada partido. Aunque su ausencia se sentirá en el terreno de juego, el impacto de su trayectoria perdurará en las nuevas generaciones de futbolistas y en la memoria de quienes fueron testigos de su talento. Rodolfo Zelaya deja el fútbol como un referente y un ejemplo de dedicación para el deporte en El Salvador.